Por la Culpa de la Matrícula
Un saludo de Buenos Días, llegó hasta mí, de parte de mi mami, que con gran cariño y dulzura, nos sentamos a desayunar un chocolate con pan en forma de empanada, quien me supo manifestar sobre las actividades que tenía que hacer y hacia que bancos tendría que dirigirme para pagar la matrícula.
Luego de tomar un buen baño y acabando de dejarle en el trabajo a mi madre, que nos lleva el pan de cada día, conjuntamente con mi papi, para que no nos falte nada. Me dirigí hacia el Municipio de Azogues en donde, me toco el turno, N# 34, en la caja de Liquidación y el turno P# 51, en la ventanilla de Recaudación, que me supieron cobrar, los Permisos de Rodaje, y el Certificado de no Adeudar al Municipio.
Ya en el Banco Pichincha, al momento de pagar la matrícula, algo inesperado sucedió, que me hizo perder más de 2 horas, y es que no había el sistema del SRI, por medio del cual se registra los pagos, ya con la gente molesta entre reclamos y empujones, me fui hacia los bancos de Austro, Pacífico, Guayaquil, pero nada, la misma historia es que no hay sistema del SRI.
Cansado, sediento, y por poco muriendo del hambre, ya en la ventanilla del Banco me cobraron 39,40, por el concepto de especie, y pagar a la CTG, y por fin con este recibo, bajé hasta mi hogar dulce hogar, que con la sonrisa de sobrina, que ya había llegado de la Escuela, y pidiéndome un bonice para reclamar los "stickers", me conto el deber que le mandaron de matemáticas, “Realizar las sumas correspondientes 1+1; 2+1”. Y en el almuerzo con la leona dentro, me serví un, seco de pollo, con papitas fritas y un vaso de cola bien helada.
En la tarde y con mi mochila en la espalda, la señorita de la Jefatura de Tránsito, me revisó mis documentos, y poniendo el sello de revisado, me indicó que me acerque hacia la ventanilla de digitación para que mis datos registren en el sistema. Y por fin ya en la ventanilla de Recaudación, luego de esperar y esperar, me tomé un "gatorade" y un "trident", nombraron mi nombre para retirar la factura y la especie de la matrícula, de mi auto clásico, Datsun 120Y, del año 81, que ya estaba todo en regla y listo para rugir motores.
Hasta que el fin bajé hacia la U, ya que en compañía de mis parceros y mis amigas me voy a quitar el estrés, que con chistes y bromas, sabemos relajarnos.